diremos que la muerte saltó por la ventana
que en el vuelo nocturno se detuvo en tu voz
sonó como un lamento de perro en la cornisa
y sin saber ni cómo el vuelo perduró
diremos que esa noche se presentó la lluvia
en la calle diluvio y vendaval
detrás de aquella puerta tu llanto como siempre
reproche contenido en fotos de ocasión
diremos en discursos solemnes
que la vida pasó sin rezongar
que el destino no debe nada a nadie
y que el vuelo seguro de la muerte
le permite anidar en la azotea
donde los niños juegan a matar
Y diremos que la vida es fatal, que el viaje que espera siempre es el mismo al final; diremos que hay quien por vivir se muere y quien vive para la muerte de los demás; diremos que el alma es infinita y eterna, que el amor nos circunda, que la risa es canto y que desde donde sea, para siempre te tengo y me tendrás. La ficción nos sostiene...
ResponderEliminarExtrañisismo, me encanta y me fascina cuando haces esta mística con las palabras. De vez en cuando yo también diré en discursos solemnes
ResponderEliminarque la vida pasó sin rezongar y que el destino no debe nada a nadie
Qué triste y cadenciosos es este poema... y entre llantos, vuelo, la muerte y el destino, me quedo rumiando mi tristeza más escondida que esa voz...
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