hay lluvia que duele
hay lluvia que sana
la de la tarde noche de los poetas
fue una lluvias caricia
suave empapadora
hay poetas que sanan
poemas que reviven
infancias sin sentido
dolores de floresta
gatos negros reunidos
abalorios y penas
hay poemas que sanan
hay profetas que enferman
hay lluvias que recuerdan
las infancias tlalpeñas
y poemas de Hernández
que galopan silencios
hay niños sin Palabra
poemas de la bruma
testigos de la vida
y una extraña mención
de Oslo vía Toluca
hay lluvias que sanan
enfermedades varias
jóvenes que ensayan
rimas extrañas
hay paredes tan húmedas
que saben a delirio
y calles donde viven
peones y sacrificios
el gambito de rey
sacrificó su dama
en la noche poemas
gatos necios
ciegos precipicios
la voz joven revive
la antigua voz recrea
se unen en el vino
palabras ciegas
si algo me persigue
es la lluvia siniestra
de mi remota infancia
de la esperanza muerta
esta noche no llueve
la calle no es oscura
los jóvenes poetas
los músicos los druidas
beben de su futuro
las gotas del delirio
escribirán dos ríos
donde el agua compita
por ser y estar tan muda
como la falsa rima
¿cuál futuro se oculta
en la noche sin lluvia?
¿podrán estos poetas
salvar la poesía?
¿querrán estos poetas
salvar la poesía?
si nada está perdido
de qué hablo en estos versos
de un recuerdo de viernes
lluvia suave en la tarde
viaje eterno en la tarde
la ciudad no me entiende
como la muerte
como el grito que niego
¡pinche muerte cabrona
maldita sea tu esencia
de puta mal parida!
pero mejor me callo
camino hacia la casa
del poeta y su lira
aquí en esta calle
hablamos de lo mismo
mi paraguas y yo
hablamos de lo mismo
de la revolución podrida
de mis hermanos muertos
de los cafés de chinos
de mis hermanos muertos
antes que nada vivo
de remendar misterios
como si fuera eterna la boca
y aquel grito
que alguien me diga calla
muerete ya descansa
tienes cara de muerto
pero nadie me habla
la lluvia sigue suave
aquí murió el poeta
aquí el sismo mató
aquí mi sueño llega
a la cita de siempre
donde nadie me espera
fumo bajo la lluvia
se ha roto aquella cuerda
que me ataba a la vida
si mi hermano el más fuerte
el indómito el fiero
dejo llegar la muerte
hasta el dolor extremo
¿quién soy yo para estar
gozando su silencio?
aquí en esta casa remodelada limpia
murió el poeta
fue en el siglo pasado
en la ciudad del ciego
entre crímenes viejos
y falsas redenciones
aquí murió el poeta
¿alguien en esa puerta
tocó el cuerpo perdido?
¿dónde quedó la suave
suave suave patria?
todo esto se me ocurre
este domingo largo
que recuerdo la lluvia
y el joven desparpajo
de los poetas vivos
de los vivos poetas
entre mezcal y música
¡que viva José Alfredo!
poetas estos es todo
¡que viva José Alfredo!
Bravo, lo indicado para una tarde lluviosa de verano
ResponderEliminarTe leo y me re-doy cuenta de varias cosas, una de ellas que nunca, jamás, seremos del todo libres: la música, el mezcal, la lluvia, lor recuerdos atan...
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